Los tiempos apresuran y es natural escuchar en la actualidad: "no me alcanza el tiempo", "no llego"… ¿Cómo repercute esta realidad en la cotidianeidad de nuestra vida y en la crianza de nuestros hijos?
Te ocurrirá a diario tener la sensación de que el tiempo ya no alcanza y que en ese "no alcanzar" vamos postergando, dejando de lado aquello que nos llevó años construir, sea esto una pareja, una familia, un negocio, amigos, nuestra salud física y emocional entre otras…
Investigaciones realizadas científicamente pueden explicarnos que, debido a los cambios que está sufriendo nuestro planeta, especialmente concernientes al desplazamiento de su eje, nosotros como seres humanos que vivimos en él, también los sentimos. Por ello tenemos la sensación de no estar centrados, en nuestro propio eje, lo que ocasiona falta de armonía y estabilidad.
También el concepto de tiempo, tal como lo conocemos, ha cambiado. Cierto es que el día sigue teniendo 24 horas pero lo que se ha modificado es la percepción del paso del mismo.
No creo desde ya, que esto tenga que ver solamente con los cambios del planeta, sino que hemos modificado además en estos últimos años, nuestros hábitos y ritmos de vida.
Escucho a diario expresiones como éstas:
-"Cada vez me alcanza menos el tiempo".
- "Llego a casa, después del trabajo y tengo una pila de cosas por hacer."
-"Tengo que ayudar a mi hijo con la tarea y me lleva prácticamente toda la tarde"...
-"Me sobrepasan todas las actividades que tengo, el trabajo y las obligaciones diarias. Ya no puedo más."
Tengo que…tengo que… tengo que…. ¿No les da la sensación de fatiga al leer estas líneas?, a mí me ocurrió con solo escribirlas.
Parece ser que nos llueven las cosas por hacer, por terminar, vividas como obligaciones que muchas veces desbordan. Entonces se toman tres posibles caminos, o se abandonan, se delegan si se puede o bien se hacen pero recargando todo nuestro ser.
Cierto es que cada vez vamos agregando más y más cosas a nuestra vida, sumado a la percepción de que los días, semanas, años transcurren más rápidamente no es difícil saber cuál es el resultado final: estrés, enfermedades, tensión, desborde emocional, falta de tranquilidad, tristeza, entre otras manifestaciones.
Algunas estrategias que podemos aplicar:
Quisiera compartirles algunas ideas que me han ayudado y a las que recurro cada vez que me sumerjo en la vorágine de los quehaceres.
1- Detecta tu situación presente:
Toma conciencia de tu cuerpo, de cómo te sientes, de qué situaciones estás viviendo como excesos, de todo aquello que te preocupa…
La toma de conciencia y la aceptación de que algo no está bien con tu vida, es el primer paso porque es lo que te llevará a pedir ayuda o a tomar las riendas de tu vida y provocar los cambios necesarios para modificar tu situación presente; poniendo en juego todas tus estrategias posibles.
Establece prioridades:
Realiza una lista de aquellas cosas que tienen prioridad para realizarse o concluirse. Otórgales un puntaje por orden de importancia y en función de ello organiza tu semana. ¿Qué podrás hacer cada día?, ¿Qué es lo que puede esperar?...
Otra estrategia importante, para quienes tienen más dificultades para organizarse, para quienes sufren de sobre exigencia y ansiedad y necesitan por ello, plantearse objetivos a corto plazo es la siguiente:
La noche anterior toma tu agenda o bien un papel y lápiz y anota las 4 ó 5 cosas más importantes para realizar al día siguiente, anótalas por orden de prioridad y si surgen otras cuestiones que tengas que resolver, deja las ultimas de la lista para el día posterior, colocándolas al comienzo.
Es necesario ser benévolo con la realización de la lista, sin estructuras ni rigidez, recuerda que tú eres el que lleva la riendas de tu vida, tú y solo tú tienes el control, tú decides que es lo más importante para ti.
No olvides, que si te organizas y organizas tu entorno, los que te rodean podrán beneficiarse también, especialmente tus hijos, tu pareja, amigos, familia… porque lo más importante es que tengas tiempo para compartir con ellos y tiempo para ti mismo, para cuidarte, para mimarte, para conectarte con tu ser interior que es tu brújula en la bruma espesa de lo cotidiano.
3- Vida saludable:
La alimentación sana y la actividad física son imprescindibles en estos tiempos.
Por el ritmo vertiginoso que llevamos, tendemos a consumir comida rápida con excesos de carbohidratos, azúcares y grasas. Así mismo tendemos a llevar una vida sedentaria que con el paso del tiempo enferman nuestro cuerpo mental, emocional, espiritual y nuestro cuerpo físico, entrando en un completo desequilibrio y desarmonía que conspira con nuestra calidad de vida.
Por ello, el ejercicio y la alimentación saludable es sinónimo de vida, de salud, de armonía y un acto de amor hacia nosotros mismos y hacia los demás.
¿Cómo podemos cuidar a quienes amamos si no podemos cuidarnos a nosotros mismos?
4- Cuidado con lo que decretas.
No somos conscientes de todo lo que decretamos a través de la palabra, podemos bendecir o podemos maldecir, podemos emitir amor o emitir odio, podemos sanar o podemos enfermar…
El poder de las palabras es muy poco conocido y también el poder que cada uno de nosotros tiene para decretar y marcar así su propio camino, su recorrido por la vida.
Por ello, comienza a tomar conciencia de lo que expresas por medio de tus palabras, que términos usas, como te diriges a los demás, con que tono de voz, cómo hablas de ti mismo.
Quita de tu vocabulario las palabras y frases: "debo", "tengo que", "no puedo", "no tengo tiempo para mí", "siempre estoy enfermo", "nunca puedo salir de los problemas", "siempre me falta el dinero"… Sustitúyelas por: "deseo…", "quiero hacer", "voy a ocuparme de…", "yo sé", "yo puedo", "me amo", "me cuido", "soy una persona saludable", "yo puedo tener todo lo que necesito"…
Recuerda que aquello que decretas es a lo que enfocas todo tu poder y eso es lo que obtendrás para tu vida.
¿Has tomado conciencia, además, de cuantas veces al día dices la palabra "no", a quien se lo dices, porque, para qué?
Comienza a expresarte por medio de afirmaciones positivas y detente a observar que sucede a tu alrededor, que se mueve, que cambia. Como repercute en tus hijos, en quienes te rodean, en ti mismo.
Suelo recomendar a los padres trabajarlo con sus hijos y a los educadores con sus alumnos. Podemos decir lo mismo pero la recepción del mensaje en el otro va a depender de cómo lo manifestemos. A modo de ejemplo:
"No grites mientras hablamos los adultos" por "Por favor necesitamos hablar los adultos luego te escucharemos a ti".
"No comerás este chocolate antes de la cena" por "Ahora cenaremos, después podrás comerte el chocolate".
"No quiero que te levantes de tu silla" por "Es importante que termines tu actividad luego podrás descansar unos momentos".
"No hables o grites mientras explico" por "Para que entiendas que hacer y cómo, es necesario que me escuches y luego podrás dar tu opinión y preguntar lo que desees".
Cada uno podrá trasladar estos simples ejemplos a su cotidianeidad según la necesidad. Pónganlos en práctica porque funciona. Como todo, no es mágico es tomar conciencia, aplicar y esperar resultados.
Por último, te invito a que conviertas al tiempo en tu aliado, viviendo a pleno el día a día, amándote y amando, cuidándote y cuidando, respetándote y respetando, dando y recibiendo. El tiempo te dará la sabiduría y las respuestas, a su tiempo, siempre a su tiempo.
… No he llegado al final del camino, simplemente lo estoy transitando, día a día, haciendo consiente mis sombras, aplicando y esperando se dé lo mejor para mí y para todos...
¿Su misión?Ayudar a niños y jóvenes a descubrir sus dones y talentos .educacionparalanuevaera
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