La culpa, la culpa pesa, la culpa aprieta, la culpa molesta, la culpa reduce la energía, la absorbe, la limita, la constriñe, la chupa. La culpa enjuicia, destruye, juzga creyendo saber qué es la verdad y lo bueno, la culpa mira con desdén a aquel que no hizo lo que quiere o lo que debía hacer según su punto de vista, la culpa escupe ante los malos actos, la culpa acecha a todo aquél que permite entrar la idea de lo que es lo correcto en su ser.
La culpa no es elección. Cuando nos movemos por culpa, pensando "debería hacer esto porque lo de allá es lo malo y no me quiero sentir culpable", no es que estemos eligiendo aquello que es bueno, creemos que estamos huyendo de la culpa, pero realmente estamos actuando bajo sus efectos, estamos siendo como la culpa nos dice que hay que ser: "No hagas esto o serás culpable", "Hiciste eso así que no mereces nada", "No sabes escuchar así que vete", "Ni te atrevas a hacer esto que vas a ver cómo te va".
He escrito: "La culpa acecha a todo aquél que permite entrar la idea de lo que es lo correcto en su ser". ¿Cómo, entonces no debo elegir lo que me hace bien y lo que es bueno para mí? Sí, pero debes tener cuidado en cómo lo eliges, no es LO correcto, es lo correcto para ti, no es lo que se DEBE hacer, es lo que ELIGES hacer tú hoy y debes respetar tu elección, así como respetar la de los demás, para no caer en la trampa de la culpa, sin enjuiciar, sin imponer lo que hay que hacer. A la culpa no hay que enjuiciarla, solo el perdón se la lleva.
No es lo malo que has hecho, no es lo bueno que has hecho, es lo que haces ahora con todo eso. Si te equivocaste, nimodo, hay que darle para adelante. Si hiciste lo correcto, ¡qué bueno!, ahora, ¡a seguirle! Desde la perspectiva de esta ayuda psicológica: no es bueno quedarnos en el sofá sobándonos por nuestros buenos actos ni quedarnos con el látigo en la mano castigándonos por lo malo que hemos hecho. Hay que ver hacia adelante, mantenernos enfocados en el presente y poco a poco, eso se convierte en la dicha más plena, no necesitamos sobarnos, la vida nos recompensa cuando actuamos así, pero hay que hacer el trabajo.
En resumen, puedes terminar ya con tus culpas, con tus juicios. Deja de cargar con ideas de cómo deberías de ser, de como deberían de ser los demás. Empieza a respetarte y a respetar a los demás. Si vives buscando hacer lo correcto y estás lleno de culpas por todos lados porque no alcanzas a satisfacer a todos, pero tu intención es sincera de hacer el bien solo que no encuentras cómo, entonces ríndete, permite que se te muestre tu camino y deja de controlarlo, suelta la culpa, tenemos límites de acción.
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